Michelle tiene 29 años, vive en California y es adicta a la sangre. Si no leíste mal tiene esa extraña y curiosa adicción. Esta jóven bebe tanto sangre de vaca como sangre de cerdo e incluso la utiliza como condimento para alguna de sus comidas y se irrita de gran forma si no bebe por lo menos un litro por día.
Según la mismísima Michelle, la sangre es como el agua y la consume en todo momento del día en cualquiera de sus actividades (leyendo, mirando televisión etc)
Uno de los usos que hace es agregarla a su café de la mañana y dice que siente el hábito como si estuviese bebiendo vino u otras bebidas. Con 10 años llevando adelante un hábito muy extraño ha tomado más de 1000 litros.
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